15.3.25

SALIENDO A FLOTE


 La cruel inocentada del destino

me produjo una herida en lo más hondo;

vi que mi realidad  tocaba fondo

y que aquello era el fin de mi camino.

 

Pero fuerte y vital me he mantenido

y he nadado hacia arriba con denuedo,

con la cara anegada en llanto quedo

y con el mustio corazón transido.

 

Sobrepuesta a la pena y la desgracia,

demostrando entereza y energía

mi animosa andadura proseguí.

 

El tiempo ha demostrado su eficacia

y aunque la herida duele todavía

hoy siento que orgullosa estoy de mí.


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