Con un pulso de experto cirujano
el tiempo ha practicado su sutura,
y aunque es difícil obtener la cura
el dolor se ha tornado más liviano.
No quiero recordar, pero es en vano,
el pasado me cobra su factura;
voy avanzando lenta e insegura
en un constante esfuerzo sobrehumano.
El corazón zurcido se reanima
tras la convalecencia interminable,
mas no borra su amarga cicatriz.
Ahora, que la congoja es soportable,
pasaré de puntillas por encima,
pues debo reaprender a ser feliz.
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