31.3.25

¡CIEN SONETOS!



 Dadme albricias ¡Pardiez! Lo he conseguido;

he llegado, por fin, a cien sonetos;

mil cuatrocientos versos he parido

y otros mil que no cuento, eran bocetos.


No es que fuera mi meta tal proeza,

pero me ha hecho ilusión ver  lo logrado,

tras escribir dos lustros sin pereza,

la euforia y la emoción me han embargado.


Pero caigo, llegados a este punto,

en que no es relevante la cuestión,

ni es tan magno el evento que me apunto,

porque después de hacer la división :


diez sonetos por año es más bien poco,

y yo aquí presumiendo, ¡qué sofoco!


«¡Con rimas y a lo loco!»

Las cuentas que me salen me defraudan,

y ya no tiene objeto que me aplaudan.



¡CIEN SONETOS! Musicalizado.



30.3.25

EL CORRECTOR



 Odio mi corrector. Esa manía

de cambiar las palabras a su antojo,

es causa de vergüenza y de sonrojo

y digo lo que yo nunca diría.


Quiere acabar conmigo, qué ironía,

me desata los nervios y me enojo

en lugar de parar y echar un ojo,

pues sé que con paciencia bastaría.


Pero la prisa descontrola el tacto,

─compulsiva y ansiosa en mi tecleo─

apenas sin mirar, doy en el acto

la orden de enviar, y no lo leo.


Quizás mi corrector se ha sublevado

y en vez de corregir me la ha jurado.


28.3.25

PERSIGUIENDO A MORFEO



Pretendo estar a buenas con Morfeo
y la higiene del sueño sigo a ultranza,
quisiera hacer con él una alianza
que me evite dar vueltas, ¡qué mareo!

Con conquistar mi sueño fantaseo,
mas tengo ya perdida la esperanza
Y aunque haya decaído la confianza
ejecuto cualquier cambio que leo.

Apagar las pantallas más temprano,
meditar, suprimir la cafeína,
ajustarme a mi ritmo circadiano,
y un suplemento de melatonina.

Olvidar todo aquello que me enoja
y cambiar la luz blanca por la roja.

Confieso mi congoja:
un puticlub parece ahora mi casa
pero mi intento de dormir fracasa.





27.3.25

TAMBORES DE GUERRA

 No puedo gobernar el cortisol,

que a su aire va campando por mis venas,

lo intento refrenar a duras penas,

pero en su escala llega al si bemol.


La ansiedad no me ayuda a su control,

en la tele no dan noticias buenas,

al final me inflaré de magdalenas

y encima subirá el colesterol.


Todo a mi alrededor me causa estrés,

mi sistema nervioso se resiente,

mi mundo se ha girado del revés

y yo me siento mal constantemente.


De guerra estoy oyendo los tambores

y ya me van entrando los temblores.




25.3.25

SI ME DEJO LLEVAR



  Si me dejo llevar por el lamento,

las ganas que no están, la abulia viva,

la actitud en exceso reflexiva,

la intensa percepción de aburrimiento...


Si me cuento a mí misma el mismo cuento:

que el mundo alrededor no me motiva, 

que no tengo energía positiva,

que en mi vida es muy triste el argumento,


me aboco a la agonía emocional,

al estrés psicológico, al marasmo, 

y asistiré a mi propio funeral.


No pretendo llegar a ese final,

así que lucharé con entusiasmo

para volver a ser fuerte y vital.

 

Algo fundamental:

de perspectiva trata la cuestión

pues ser feliz es solo una emoción.



21.3.25

CICATRIZ


 Con un pulso de experto cirujano

el tiempo ha practicado su sutura,

y aunque es difícil obtener la cura

el dolor se ha tornado más liviano.


No quiero recordar, pero es en vano,

el pasado me cobra su factura;

voy avanzando lenta e insegura

en un constante esfuerzo sobrehumano.


El corazón zurcido se reanima

tras la convalecencia interminable,

mas no borra su amarga cicatriz.


 Ahora, que la congoja es soportable,

pasaré de puntillas por encima,

pues debo reaprender a ser feliz.





15.3.25

SALIENDO A FLOTE


 La cruel inocentada del destino

me produjo una herida en lo más hondo;

vi que mi realidad  tocaba fondo

y que aquello era el fin de mi camino.

 

Pero fuerte y vital me he mantenido

y he nadado hacia arriba con denuedo,

con la cara anegada en llanto quedo

y con el mustio corazón transido.

 

Sobrepuesta a la pena y la desgracia,

demostrando entereza y energía

mi animosa andadura proseguí.

 

El tiempo ha demostrado su eficacia

y aunque la herida duele todavía

hoy siento que orgullosa estoy de mí.


6.3.25

EFEMÉRIDES



 Celebro la efemérides del año

en el que comencé a escribir sonetos,

era arduo llegar a los tercetos,

pero en la actualidad, me las apaño.


Dificil al principio, no era extraño

que algunos se quedaran incompletos;

iba desentrañando sus secretos,

avanzando peldaño tras peldaño.


Trece años de escribir como he sabido,

y aun no quiero gritar eso de ¡eureka!,

ni puedo presumir de mi pericia.


Disfruto cuando salen de corrido

y si no, me provocan la jaqueca

que me agobia, me abate y me desquicia.


No es pequeña estulticia

devanarse los sesos escribiendo

en vez de vaguear o estar durmiendo.