Inspiro al inspirarme, y luego espiro
soltando el aire, porque me relaja,
mi pecho, que se infla, sube y baja
y, al final, hasta exhala algún suspiro.
Tan concentrada estoy que no respiro
fusionando los versos, todo encaja,
la mente a mil por hora me trabaja,
le pongo tal ardor que hasta transpiro.
¿Resultará un soneto o un fiasco?
No lo sé, lo medito largamente,
y a final la respuesta no la tengo.
¡Ay, qué pena me doy, menudo chasco!
No me inspira el pasado ni el presente
y el color del futuro es gris marengo.
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