8.3.25

CABALGANDO UNICORNIOS

 

De mañana levanta adormecida

como una caracola que, en la arena,

mezclara su sonido con la pena

de no ser por las olas ya mecida.

 

No comprende el sentido de esa vida

que arrugó sin piedad su faz morena;

infeliz, sometida a su condena,

olvidada del mundo y consumida.

 

Enredada en su propio desaliento,

desterrados los sueños imposibles,

musita sus plegarias en voz baja;

 

quisiera, galopando sobre el viento

a lomos de unicornios invisibles,

escapar del temor que la amortaja.

 

 

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