La inspiración me vino de repente
y me puse a escribir a toda mecha,
fue el impacto certero de una flecha
mis penurias, ¡oh, triste insatisfecha!
Y , si medito, tengo la sospecha
los versos que me invaden la cabeza;
tal vez no fuera musa, sino un hado,
el que logró que venza mi pereza
y acometa la gran estupidez
de volver a las
rimas, otra vez.