17.6.21

LA INSPIRACIÓN

La inspiración me vino de repente

y me puse a escribir a toda mecha,

fue el impacto certero de una flecha

que lanzó cualquier musa impertinente.

En palabras vertí, febril, demente,

mis penurias, ¡oh, triste insatisfecha!

Y , si medito, tengo la sospecha

de que el asunto pinta malamente.

Escribo sin pensar, como al dictado,

los versos que me invaden la cabeza;

tal vez no fuera musa, sino un hado,


el que logró que venza mi pereza

y acometa la gran estupidez

de volver a las rimas, otra vez.




INSPIRAR Y ESPIRAR

 Inspiro al inspirarme, y luego espiro

soltando el aire, porque me relaja,

mi pecho, que se infla, sube y baja

y, al final, hasta exhala algún suspiro.


Tan concentrada estoy que no respiro

fusionando los versos, todo encaja,

la mente a mil por hora me trabaja,

le pongo tal ardor que hasta transpiro.


¿Resultará un soneto o un fiasco?

No lo sé, lo medito largamente,

y a final la respuesta no la tengo.


¡Ay, qué pena me doy, menudo chasco!

No me inspira el pasado ni el presente

y el color del futuro es gris marengo.




GOLPE DE INSPIRACIÓN


  La inspiración de pronto me ha llegado

en forma de complejos pensamientos,

tantos que me agobiaron, pues a cientos

golpeaban mi mente, y me he quedado


tan absorta, pensando que he pensado,

que al querer explicar mis sentimientos

y mi sinfín de quejas y lamentos,

compruebo, a mi pesar, que he olvidado


los versos que brotaron a raudales

y que en segundos, tal como vinieron

no dejaron ni huella, se me fueron,

y me quedé de nuevo sin señales


de vida inteligente en mi sesera.

Yo quisiera escribir, y no hay manera.