En internet vivía aquel Cupido
que en lugar de carcaj tenía un teclado,
lanzó su flecha desde el otro lado
y dejó a mi avatar de amor transido.
Nunca hubiera soñado lo ocurrido
pues sucedió de modo inesperado,
si al metaverso aquel no hubiera entrado
nada de esto habría sucedido.
Tu viste mi figura exuberante
y yo tu torso esbelto y armonioso,
surgiendo la pasión en ese instante.
De un mundo paralelo y fantasioso
no me importó que fueras habitante;
sé que no era real, pero era hermoso.
Si se vuelve enojoso,
y el amor deja paso al desafecto,
o me canso de ti, me desconecto.