Después de demorarme en la portada,
mi mente elucubrando mil historias,
sumida en sensaciones ilusorias,
su lomo acaricié, ensimismada.
Sabía que esperaba, agazapada,
la aventura. Las penas y las glorias,
sus fracasos o puede que victorias...
me dispuse a leer, entusiasmada.
Mas, de pronto, las páginas se abrieron,
y un surtidor de luces y de estrellas
brotó ante mí con tenue resplandor.
Palomas que a lo lejos se perdieron
llevando las historias tras sus huellas
en un vuelo de luz y de color
Así con gran dolor
quedé desconsolada y afligida
resignada a vivir mi propia vida.